Hoy he leído el articulo que Tomàs Llorens ha publicado recientemente en el periódico "El país" titulado "La secesión del arte contemporáneo" .
Como la tarea asignada consiste en hacer una pequeña redacción sobre la impresión que el articulo nos ha provocado, procedo a ello:
La secesión del arte contemporáneo.
Llorens aborda el tema de manera inteligente, mostrándonos como ejemplo directo el caso de un amigo que ha visitado hace poco el museo de Benesse, que se encuentra en Naoshima, una isla de pescadores que hace 58 años viró de rumbo drásticamente, convirtiéndose en el suelo donde Tetsuhiko Fukutake, un empresario japones, sembraría su propia concepción de la expresión artística.
Si bien, el empresario murió, no se demoró su hijo, en tomar las riendas de dicho proyecto. Soichiro Fukutake siguió construyendo lo que a día de hoy es conocido como “el distrito cultural y educacional de la Isla de Naoshima".
Naoshima escapa de la realidad y los convencionalismos. Cuenta con su propio hotel, en el que sobre cada cama puedes observar una obra original. En sus tres salas además, se pueden contemplar obras de artistas como Jackson Pollock, Jasper Johns o Frank Stella. Por otro lado las salas no cuentan con luz eléctrica y están enterradas, para no interferir entre el hombre y la naturaleza. Es, en resumen, un singular paraíso artístico. Uno, por cierto, de tantos.
Y éste no es el problema, ni la inquietud concreta que Llorens nos quiere hacer comprender en su artículo. El problema real de este museo, como el de muchos en el mundo es sencillo: Para poder apreciar dicho espacio has de pagar una cuantiosa suma y de nuevo, el arte es para la gente con dinero.
Dejando a un lado el museo de Benesse, existen muchos otros en el mundo con estas cualidades, vetados totalmente al publico común. Ése que no desayuna caviar, ni viaja en un jet privado. He de decir, que ni habitualmente, ni en realidad, en ningún momento de sus vidas.
Diré, ya que no se menciona en la crónica del autor, que el arte pertenecía en sus orígenes a todo el mundo, ya que en las cavernas donde surgió vivían todos juntos y revueltos. No obstante, con la aparición de la técnica, dicha hazaña se convirtió en algo cercado, que dividía a las clases populares de las de mas alta alcurnia. Éstas, que solían usar el arte como símbolo de poder, más que como un medio expresivo, contaban con artistas de la talla de Velázquez para retratarse o retratar a quienes quisieran.
Así que, cuando surge la fotografía y todo el mundo puede tener un retrato por un precio decente, el arte vuelve a revolucionarse y a trasformarse a sí mismo para sobrevivir. Convirtiéndose en algo, que en realidad, es lo mismo que cuando éramos poco mas que monos; un medio de expresarse.
Por todo esto, honestamente, no creo, como dice Llorens, que se haya abierto un abismo entre clases poco a poco en el medio artístico. Por un lapsus corto de tiempo, el arte nos ha pertenecido de nuevo a todos. Sin embargo, son los mismos de siempre los que nos lo quitan de las manos con una versada facilidad, de la que han hecho exhibición en multitud de ocasiones, para robarnos no solo el arte, sino todo lo demás.
Durante este periodo de paz, por llamarlo de alguna manera, como bien afirma el artículo, obviamente se produjo un florecimiento de instituciones que fomentaban "el arte de todos" y que se han esforzado enormemente en llevar a todo el publico el arte más valorado y preciado, como son en España el museo de "El Prado", u otros a nivel internacional que se mencionan en la noticia como son "El Louvre" o " La National Gallery" de Londres. Museos que cuentan con horarios gratuitos, descuentos y ofertas, que permiten el acceso hasta a los menos adinerados.
Sin embargo, si bien uno de esos puntos de inflexión, donde el arte volvió a manos de unos pocos, pudo surgir en la década de los setenta con el pop art, no es en absoluto algo nuevo. Durante toda nuestra historia se ha tratado de un tira y afloja, donde los que contaban con más recursos y con menos escrúpulos se han apoderado de los bienes comunes.
Además, hemos de recordar que la clase media es una invención del mundo moderno, no obstante no existe en todos los países, y en los que sí lo hace, ostenta una posición no sólo difusa, sino a veces algo fraudulenta. Por lo tanto, si a la clase media le pertenece el derecho de visitar un museo decente sobre arte, es algo también nuevo e igual de difuso.
Cuando Llorens habla de que las galerías punteras no tardaron en convertir la hostilidad hacia el público que los artistas reflejaban en sus obras en una cualidad vendible, no hace más que mostrar de nuevo, esta capacidad intrínseca a aquellos que abusan del poder constantemente y desde hace ya mucho tiempo, de convertir lo de todos en algo que vendernos a unos pocos. Pues si el arte que surge del pueblo, debería en su defecto, pertenecer al pueblo, y si bien por ello también es responsabilidad de este conservarlo, esto no es ni de lejos, lo que pagamos por entrar a sitios como Benesse.
Es necesario conocer nuestro pasado, para evitar cometer los mismo errores que ya se han cometido. Pero vivimos en una sociedad que mira hacia el futuro y a pesar de que gracias a esto obtenemos muchos beneficios, también recibimos muchos perjuicios.
En resumen, estoy de acuerdo con lo que Lloren expresa en el artículo, no obstante creo que, él mismo, como historiador del arte, será conocedor de los devenires del arte, siendo así consciente, de lo mismo que yo aquí he expresado.
El arte no es distinto a todo lo demás. Del mismo modo que se nos está arrebatando el derecho a la educación pública o a la libertad de expresión en las redes, se nos trata de suprimir cualquier manifestación artística, pues ésta no deja de ser un medio por el que el ser humano se revoluciona, se trasforma, aprende y siente. Si algo nos están demostrando los de arriba, es que quieren personas grises, apáticas y autómatas que cumplan con el rol social que se les dispone, sin rechistar. Por ello, el derecho a disfrutar del producto de una expresión libre como es el arte, es algo que les pertenece a aquellos que tienen suficiente dinero para comprar dicha libertad.
Sólo cuando aprendamos a respetar nuestro pasado y comprendamos que estamos repitiendo una y otra vez los mismos errores, pero con distintos trajes, avanzaremos hacía delante adecuadamente. Quiero pensar que es entonces, cuando el arte será de todos, conservado, cuidado y producido por un conjunto social con una clara comprensión de su utilidad, ya que, si el arte surgió en las cavernas antes que conceptos como capitalismo, economía o dinero, es porque sus raíces son más básicas y necesarias para nosotros que estos conceptos mas modernos.
Tania D. Pérez.
Museo Benesse.
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